| DISEÑADA POR: LILIANA VELA CAROLINA CUATETL ARACELI CUAYA ROSA MARIA TEUTLI MONICA MORA FRANCISCO MARCOS VERONICA DOLORES |
lunes, 28 de mayo de 2007
PRESENTACIÓN
INTRODUCCION
TAREA
NUESTRA MISIÓN MAS QUE NADA ES PODER DAR A CONOCER A TODOS LOS AMIGOS LECTORES ACERCA DE LA IMPORTANCIA QUE PUEDE LLEGAR ADARNOS EL SABER SOBRE NUESTROS CLIMAS AMBIENTALES . DE ESTA FORMA PODEMOS APRENDER A CUIDAR , A PROTEGER Y AMAR A NUESTRO MEDIO
AMBIENTE.
PROCESO
1ª ACTIVIDAD
LO PRIMERO QUE TENÉIS QUE HACER ES APRENDER A CUIDARTE A TI MISMO , PARA DESPUES APRENDER A CUIDAR A TU MEDIO AMBIENTE.
2ª ACTIVIDAD:
INVESTIGAR QUE NECESIDADES BASICAS QUE REQUIERE EL CUIDADO DE TU MEDIO AMBIENTE.
3ª ACTIVIDAD:
MEJORAR NUESTRA CULTURA Y CALIDAD DE NUESTRA VIDA Y DE NUESTRO MEDIO AMBIENTE
CLIMAS CALIDOS
Los climas cálidos se localizan a ambos lados del ecuador. Desde el ecuador a los trópicos se suceden los tres tipos principales de clima cálido:
El clima ecuatorial
Las lluvias se producen, generalmente, por ascendencia dinámica al converger los vientos alisios de ambos hemisferios y, en menos ocasiones, por ascendencia térmica debido al recalentamiento del suelo. Ello hace que los ríos de la zona ecuatorial sean los de caudal más abundante y regular de la Tierra.
Las temperaturas son prácticamente uniformes a lo largo del año, como consecuencia de la perpendicularidad con que inciden los rayos solares.
Al no existir apenas oscilación a lo largo del año ni en las temperaturas, ni en las precipitaciones, sólo existe una estación, que es cálida y húmeda.
El ambiente, muy "pesado" por el calor y la humedad (casi de sauna), es propicio al desarrollo de una vegetación exuberante, siendo la selva la formación vegetal típica. En ella existen gran variedad de especies vegetales, desde árboles de gran tamaño (40-50 m) hasta plantas casi microscópicas, pasando por árboles y arbustos de tamaño medio (10-20 m.); y todo ello complicado por una maraña de lianas que trepan por los árboles a la busca de luz.
Se pasa así , progresivamente del clima ecuatorial al clima tropical con alternancias de dos estaciones bien definidas, una húmeda y otra seca. La existencia de una estación seca más o menos larga según las zonas, requiere que las plantas se adapten evolutivamente a la sequía endureciendo sus tallos y hojas y reduciendo su tamaño. Se da así una formación vegetal, la sabana, caracterizada por la abundancia de hierbas altas y arbustos de pequeño tamaño con algunos árboles dispersos, que resulta excelente hábitat para los grandes depredadores y herbívoros, y que, a menudo, el hombre dedica a la explotación ganadera.
En el sur de Asia, debido a la inmensidad del continente, el clima tropical con estación húmeda adquiere características propias, extendiéndose hasta zonas que por latitud deberían ser desérticas. Ello se debe a la presencia de los monzones. En invierno, sobre la zona, sopla el alisio del continente -monzón de invierno- que al ser frío y seco determina una estación sin lluvias. En verano, el alisio del hemisferio sur cruza el Ecuador y se desvía convirtiéndose por la fuerza de Coriolis, en viento del Suroeste -monzón de verano-. Se trata de aire tropical marino, cálido y húmedo, que al llegar al continente choca contra el aire continental seco, elevándose por encima de éste, lo que da lugar a abundantes lluvias. Este mecanismo se acentúa cuando hay montañas.
Estepas y desiertos
A la altura de los trópicos aparecen unos climas cuyo rasgo definitorio es la aridez, que determina enormes extensiones de suelo sin vegetación alguna, desorganización o ausencia total de redes fluviales, así como una bajísima densidad de población animal y humana.
En los desiertos tropicales las precipitaciones anuales son inferiores a 100 mm. anuales. La causa principal de esta falta de lluvias radica en las altas presiones subtropicales, a lo que se suman la continentalidad, las grandes barreras montañosas y las corrientes marinas frías.
Se distinguen dos tipos de desierto tropical: continental y costero. En los desiertos continentales el elemento condicionante del régimen termopluviométrico, además de las altas presiones, es la continentalidad que acentúa la sequía y la oscilación térmica diaria. En una atmósfera con muy escasa cantidad de vapor de agua (humedad relativa 25% a 30%) el calentamiento del suelo durante el día es muy intenso alcanzándose temperaturas de hasta 50º C. Durante la noche la irradiación de calor es también muy fuerte, pudiendo descender la temperatura hasta los 0º C. e incluso menos. Las escasas precipitaciones que se registran son debidas a la penetración esporádica de aire marítimo ecuatorial o tropical en las márgenes del desierto, que ocasiona lluvias de tipo torrencial. Es normal que de muy tarde en tarde caiga en pocas horas una cantidad mayor de lluvia que el total de uno o varios años. El caso más extremado y característico de este tipo de desierto es el Sahara, cuyo margen meridional registra precipitaciones ligeras originadas por la zona de convergencia intertropical en su desplazamiento estival hacia el Norte, mientras que la margen septentrional las recibe del frente polar, que muy ocasionalmente alcanza estas regiones en su avance invernal hacia el sur. Así, en los bordes del desierto aparecen estrechas franjas esteparias que flanquean no sólo éste sino todos los desiertos y constituyen zonas de transición hacia climas menos secos. Tan escasa cantidad de lluvias permite sin embargo la existencia de vegetación discontinua en el espacio, raquítica y pobre, compuesta por plantas xerófilas, adaptadas a la escasez de agua. Estas plantas, vestigios residuales de las que en épocas anteriores -más húmedas- poblaron las zonas que hoy son estepas y desiertos, subsisten gracias a haberse adaptado a un medio cada vez más hostil, reduciendo su ciclo vegetativo, endureciendo sus tallos y hojas, desarrollando su capacidad para almacenar agua en hojas carnosas, etc.
Los desiertos continentales tropicales se prolongan hacia el Oeste en los desiertos costeros. Estas franjas costeras reciben la influencia de los anticiclones marítimos subtropicales que emiten vientos subsidentes muy estables y secos. Al descender sobre las aguas del océano recorridas por las corrientes frías -la de Humboldt en Chile, la de Benguela en Namibia, la de Canarias en la costa Oeste africana-, estos vientos se enfrían, pero su bajo contenido en vapor de agua únicamente permite que, al abordar el continente, produzcan nieblas y rarísima vez lluvias. Gracias a estas nieblas pueden subsistir algunas plantas que como la Tillandsia, han sido capaces de adaptarse para obtener directamente del aire la humedad necesaria para su desarrollo. El efecto más importante de las corrientes marinas es que moderan las temperaturas, de forma que la variación entre la temperatura media del mes más cálido y la del mes más frío no suele ser superior a 6º C, y las amplitudes térmicas diarias son muy bajas. Este es el rasgo más importante que caracteriza el régimen térmico de los desiertos costeros tropicales frente al de los desiertos continentales.
CLIMA TEMPLADO
Los climas templados son los más favorables para las personas. Se caracterizan por sus temperaturas suaves y por la sucesión de cuatro estaciones bien diferenciadas por las temperaturas y las precipitaciones: primavera, verano, otoño e invierno.
Este grupo de climas abarca una faja de tierras amplia y continua en el Hemisferio Norte y estrecha y discontinua en el hemisferio Sur. Todos obedecen a un mecanismo común: el dominio de los vientos del Oeste, con las perturbaciones del frente polar en superficie, y la corriente en chorro en altura. Esto no significa que sean uniformes, pues existen marcadas diferencias entre ellos debidas no solo a su posición en latitud, sino también, y muy especialmente, a su distribución en los continentes. Resulta, pues, muy importante diferenciar entre fachada Oeste, fachada Este y tierras continentales.
Clima mediterráneo
En las fachadas Oeste, entre 30º y 45º de latitud, se da un clima de verano seco y temperaturas suaves. Por tratarse de una zona de transición, se ve afectada alternativamente por las borrascas del frente polar y por los anticiclones subtropicales oceánicos, cuyo vaivén estacional determina un tiempo lluvioso y templado en invierno y seco y cálido en verano. Este tipo de clima se da particularmente en los países ribereños del Mediterráneo, de ahí la denominación de clima mediterráneo, aunque también se da en la costa SW de Australia, en California, Chile central y en el SW de la República Sudafricana.
Durante el verano las perturbaciones del frente polar se trasladan a latitudes más altas y permiten a las células anticiclónicas situarse sobre sus costas. Y aunque se trata de aire húmedo, al ser descendente es estable y no produce lluvias; solo cuando choca con un obstáculo montañoso se producen ascendencias que provocan tormentas breves y locales. A esta escasez en las precipitaciones se unen altas temperaturas estivales, salvo en las franjas costeras (California, África del Sur) afectadas directamente por las corrientes marinas frías.
En invierno se retiran los anticiclones subtropicales predominando la circulación del Oeste con el frente polar que ocasiona un tiempo inestable y lluvioso. Este mecanismo se inicia a principios de otoño y permanece hasta el final de la primavera, cuando el frente polar vuelve a ser desplazado por los anticiclones subtropicales. La mayor parte de las precipitaciones se produce en las estaciones intermedias -primavera, otoño- siendo menos importantes durante el invierno, ya que es frecuente que un apéndice del anticiclón continental se sitúe sobre estas zonas, dando lugar a un tiempo despejado y frío.
Este régimen requiere de las plantas que allí se desarrollan, sofisticados mecanismos de adaptación durante la sequía estival, mientras que la suavidad del invierno hace que esta estación no constituya un inconveniente importante para el desarrollo vegetativo. La formación típica es el encinar; cuando las lluvias son algo más elevadas aparece el alcornocal, que da paso a formaciones de pino albar y enebro en zonas de lluvias más débiles. Los bosques mediterráneos han sido prácticamente eliminados por la acción del hombre, degradándose sobre suelos calizos hacia una formación de árboles y arbustos que deja una parte del suelo desnudo -la garriga- y sobre suelos silíceos en una formación -el maquis- de pinos y encinas aislados con un sotobosque denso. Las condiciones favorables de esta zona hacen que siempre haya estado muy poblada y que la mayor parte de su suelo esté o haya estado en algún momento cultivado.
Clima chino
En las fachadas orientales y a la misma latitud y más baja que donde se da el clima mediterráneo, se produce un clima, también de transición entre el tropical húmedo y el continental de latitudes medias, denominado de tipo chino. Se caracteriza por copiosas lluvias de verano originadas por los alisios procedentes de los anticiclones oceánicos que, al hallarse muy alejados de estas fachadas, llegan a ellas cargados de humedad e inestabilizados por su largo recorrido sobre los océanos. Las precipitaciones en invierno están ocasionadas por el frente polar, aunque esporádicas invasiones de aire polar continental producen tiempo despejado y olas de frío con fuerte heladas que devastan los cultivos, en su mayoría de tipo tropical. A estas devastaciones se suelen unir en verano las producidas por los ciclones tropicales que, tras su recorrido sobre el océano, abordan el continente a estas latitudes.
Característica de este clima es una asociación vegetal de especies tropicales (bambúes, palmeras) y templadas (robles, hayas, coníferas). Este bosque es mucho más denso que el mediterráneo, ya que no experimenta como aquel la sequía estival.
Hacia el interior, tanto el clima mediterráneo como el clima chino se degradan hacia climas de desierto y estepa, consecuencia del descenso de precipitaciones. Al estar estas zonas muy en el interior de los continentes y, en ocasiones a sotavento de cadenas montañosas, las masas de aire marítimo llegan muy desecadas.
Clima oceánico
La fachada occidental de los continentes, entre aproximadamente 45º de latitud y los Círculos Polares, presenta un clima que responde al dominio permanente de la perturbaciones del frente polar. Este clima se desarrolla especialmente en Europa, ya que la inexistencia de obstáculos montañosos permite la incursión profunda de las borrascas oceánicas en el interior del continente, a diferencia de América, donde las Rocosas y Los Andes limitan esta influencia a una estrecha franja costera. Estas zonas carecen de estación seca porque se encuentran fuera del alcance de los anticiclones subtropicales. Las temperaturas son moderadas por la influencia suavizadora del océano, aunque experimentan un claro descenso a medida que se avanza en latitud y se penetra en el continente.
Aparece una asociación vegetal, el bosque caducifolio, compuesta por especies (haya, roble, abedul, arce) que endurecen sus tallos y pierden sus hojas como adaptación a los fríos invernales. En las zonas muy azotadas por el viento y en aquellas otras en que la acción humana -pastoreo, roza-, el bosque se ve suplantado por formaciones bajas de matorral y hierba.
Hacia el interior y en dirección Sur, desciende el total anual de precipitaciones y comienza a aparecer un verano corto y más seco que el invierno, que marca la transición al clima mediterráneo de latitudes más bajas.
Clima continental
La vegetación se dispone en bandas que se adaptan a los progresivos cambios de las características climáticas. Hacia el interior y por efecto de la continentalidad, el bosque da paso paulatinamente a la pradera de gramíneas con algunos árboles dispersos, muy apta para la agricultura, especialmente cereales, al darse sobre suelos muy fértiles, los llamados "suelos negros". De este tipo son las conocidas regiones cerealistas de Ucrania, del centro de América del Norte y de la Pampa argentina. En estas zonas el principal riesgo para las cosechas está en el encharcamiento del suelo en verano debido al exceso de precipitaciones. En su zona más meridional, la pradera da paso a la estepas y los desiertos fríos del interior de los continentes.
A mayor latitud, el bosque caducifolio y la pradera son sustituidos por grandes masas forestales de coníferas, la taiga. Esta formación boscosa, compuesta por especies como el abeto, el alerce y distintas variedades de pino, forma una banda de costa a costa en Eurasia y América del Norte. Una característica muy importante de este bosque es su homogeneidad floral, que facilita grandemente y hace rentable su explotación económica. De la taiga procede gran parte de la madera destinada a la obtención de celulosa (fabricación de papel).
CLIMA FRIO
Climas polares
Dentro de los climas polares hay que distinguir los bordes continentales del norte de Eurasia y América -donde se ponen en contacto las masas de aire polares marítimas y las polareas continentales- de las zonas interiores de Groenlandia y la Antártida, dominadas por altas presiones.
En los bordes continentales, el frente que separa ambas masas de aire da lugar a abundantes precipitaciones en forma de nieve. Las temperaturas, aunque moderadas algo por la influencia marina, son muy bajas; en consecuencia el suelo está permanentemente helado. Sólo se deshiela superficialmente durante dos o tres meses al año en los que las temperaturas rebasan apenas los 0º C; se forman entonces grandes barrizales y se producen corrimientos de tierra que en las áreas habitadas constituyen un grave problema (vías de comunicación, edificios).
El corto período de temperaturas superiores a 0º C, aunque inferiores siempre a 10º C, permite la existencia de una formación vegetal de líquenes, musgos y plantas herbáceas, la tundra, que alterna a trechos con turberas y claros donde el suelo aparece desnudo. En las fachadas orientales de los continentes, la tundra desciende en latitud más que en las occidentales por la influencia de las corrientes marinas frías.
Sobre los casquetes de hielos perpetuos existentes en la Antártida e interior de Groenlandia reina un clima glacial con temperaturas que en el mes menos frío no alcanzan los 0º C. En estas condiciones el desarrollo de la vegetación es imposible. El suelo aparece cubierto de hielo en capas de gran espesor que, por presión mecánica, se va deslizando hacia las orillas, donde se cuartea y forma icebergs: bloques de hielo que flotan en los oceános y que se funden lentamente a medida que alcanzan latitudes más bajas, constituyendo un obstáculo para la navegación.
Las precipitaciones, siempre en forma de nieve, son muy escasas -inferiores a 250mm anuales- , ya que estas zonas están bajo influencia de los anticiclones polares. Por ello, no solo es imposible la vida vegetal, también la vida humana se hace muy difícil, limitándose los asentamientos a las estaciones científicas, en las que el ambiente es totalmente artificial.
Clima de montaña
Climas equivalentes a los polares en cuanto a temperaturas y precipitaciones se dan en las cumbres con nieves perpetuas y cubiertas por glaciares de algunas montañas de latitudes medias y bajas. Y ello porque la altitud produce el mismo efecto y origina unas condiciones similares a las que produce el aumento en latitud.
La montaña siempre es un elemento discordante con respecto a su entorno, ya que presenta características que no aparecen en las tierras bajas que la rodean, tales como disminución de la presión y de la temperatura con la altura, mayor humedad, al menos hasta cierto nivel, y mayor pureza del aire, que, sin embargo, aparece cada vez más enrarecido. No obstante, y a pesar de estas singularidades, el régimen de montaña obedece, en último término, al tipo de circulación dominante en las latitudes correspondientes. La vegetación es también original y varía según tres factores fundamentales: la latitud a la que se halle la montaña, la altitud y la exposición de sus vertientes a los rayos solares y a los vientos dominantes.
EFECTO INVERNADERO
Según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambios Climáticos, estabilizar la concentración de CO2 a los niveles de 1.990 requeriría que su producción se reduzca en un 60% a muy corto plazo. Reducciones similares se requieren en las emisiones de óxidos nitrosos y de CFCs, y de un 20% en las emisiones de metano.
Los cambios climáticos que se derivan del acentuamiento del efecto invernadero se encuentran relacionados con:
EVALUACIÓN
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CONCLUSIÓN
¿Piensas que esta información te sirvio de algo?
¿Crees que estos conocimientos que has adquirido los aplicaras en un momento de tu vida?
En esta imagen puedes apreciar los diferentes tipos de climas, que predominan en nuestro planeta, y que hermoso seria nuestro mundo si se conservara siempre así.